lunes, 16 de julio de 2012

CAMIONETA BLANCA

  

Era sábado por la noche, fui al rancho de mis tíos a dejarles unos encargos que le habían hecho a mi padre y me encontraba de vuelta al pueblo, eran más de las 10 y no tenía vehículo, el autobús de transporte ya no pasaba a esas horas por lo que no tuve otra opción que comenzar a pedir un aventón a cada carro que pasaba, estaba ansioso por llegar al pueblo porque esa misma noche era la fiesta de Madison, la chica más bonita para mis ojos, llevaba en mi bolsillo su regalo, un brazalete de oro, ahorré por muchos meses para poder comprárselo así que estaba desesperado por llegar y dárselo además de que a esa hora la fiesta ya había de estar comenzando. Ningún coche se detenía, así que comencé a caminar por la oscura carretera, tenía frío y me sentía muy solo ahí, apenas y se veía algo cuando las luces de algún carro se aproximaban, comenzaba a tener un poco de miedo pero pensaba que solo era la carretera, nada había ahí, así que no debía temer, pensé en comenzar a correr, tal vez así llegaría más rápido que si me quedaba a esperar a que alguien me diera el aventón pues el pueblo estaba a unos 20 minutos en vehículo, creo que si me daba prisa si llegaría y en el momento exacto en que iba a echar a correr, una camioneta pick up blanca se detuvo, un señor conducía pero no dijo nada y yo tampoco le había alzado la mano para que se detuviera, entonces le dije 
- Buenas noches señor, se dirige hacia el próximo pueblo?
El conductor solo asintió con la cabeza y se quedó estático esperando a que yo abordara la camioneta, así que abrí la puerta con un poco de desconfianza y subí hacia el vehículo, cerré la puerta y arrancó. En ese momento pensé ¡qué bien! Llegaré cuanto antes para poder ver a Madison y darle su regalo y pensaba en que tal vez esa noche pasaría algo entre nosotros, quizá dejaríamos de ser amigos… pero de pronto la preocupación me regresó a la mente, yo no lograba ver el rostro del conductor, y cuando las luces de otro automóvil nos iluminaron logré ver sus manos posadas sobre la guía, en ese momento quedé helado, estaban llenas de sangre, sangre fresca que se le metía entre las uñas, sus largas uñas, entonces cerré los ojos fuertemente y volví a abrirlos, miré sus manos una vez más pero ahora estaban normales, estaban limpias, con las uñas cortas, no había sangre en ellas y entonces me encontré muy confundido, decidí olvidar eso, quizá vi mal, pudo ser un reflejo de las luces o tal vez había sido un día bastante cansado para mí y para tranquilizarme decidí entablar una plática con él, yo conocía muy bien el camino hacia el pueblo pero decidí preguntarle si faltaba mucho para el pueblo a lo que él respondió -moriremos pronto- yo estaba más que asustado y sacudí la cabeza y dije – perdón que dijo?- 
- Dije que llegaremos pronto- respondió el señor, entonces pensé estoy un poco paranoico esta noche, solo escuché otra cosa, quizá estoy nervioso por lo que le diré a Madison y pocos minutos después habíamos llegado al pueblo, la camioneta blanca se detuvo, yo me bajé y volteé para sacar la cartera de mi bolsillo trasero al mismo tiempo que pregunté: cuánto le debo señor?
- tu alma descuartizada hijo- dijo el señor
- qué fue lo que dijo?- dije asustado y algo alterado.
- dije que no es nada hijo- repitió el señor, vaya, estaba perdiendo la cordura, pensé, no sé qué rayos me estaba pasando pero lo único que hice fue alzar la vista para agradecerle al señor pero la camioneta ya no estaba! Volteé a ver al otro lado de la carretera a ver si se veía a lo lejos pero nada, no había nada ahí y cuando regresé la mirada de frente la camioneta estaba otra vez en el mismo lugar, sacudí la cabeza, le agradecí al señor y comencé a correr hacia la fiesta de Madi, cada vez que intentaba pensar en otra cosa me regresaban a la mente las palabras del señor de la camioneta blanca, yo seguí corriendo y a lo lejos ví algo que atravesaba toda la calle, se movía de un lado a otro, diablos una serpiente! Creí que sería atacado por ella así que me di la vuelta seguí corriendo en sentido contrario y volteé para ver que había pasado con ella entonces me di cuenta que era solo una soga, una soga enorme que atravesaba toda la calle y fungía como tope, que alivio, así que retrocedí y seguí el camino original para ir a la fiesta de Madi, dejé de correr, ya estaba bastante sudado y no quería llegar así a la fiesta así que decidí pasar antes a mi casa para cambiarme de ropa, cuando llegué toqué la puerta, mi madre me abrió y con una sonrisa malévola me dijo: 
- que bueno que no moriste-
- qué?!- grité desesperado
- que qué bueno que ya llegaste, estás bien hijo?- dijo con un tono de preocupación.
- Si madre estoy bien, solo pasé a cambiarme para ir a la fiesta de una amiga y ¡santo dios! Estoy sangrando mamá mira mi brazo, de donde viene la sangre, no me he cortado con nada, mamá qué es esto?- dije alterado, casi llorando del susto.
- hijo, esto no es sangre, solo estás sudando- dijo mi madre aún más preocupada. Miré mis brazos y efectivamente solo era sudor mi madre me abrazó y me dijo:
- olvidaste tus medicamentos verdad? Hijo, tienes que tomarlos diario, tu enfermedad puede manifestarse en cualquier momento, sé que hace mucho tiempo que esto no te pasa pero estas cosas regresan.- Entonces recordé que era esquizofrénico y desde los 10 años no tenía estas alucinaciones, cómo pude olvidarlo, me recosté en la hamaca, mi madre me trajo mis píldoras y las tomé, quería irme a la fiesta pero sabía que no debía, podía seguir viendo estas cosas horribles y aún peor, podía hacerle daño a madi. Esa noche decidí no salir de casa, todo podía ser peor, me quedé recostado en la hamaca, meciéndome, escuchando rechinar la hamaca mientras me mecía, era la noche perfecta y yo no estuve ahí para Madison, sé que ella ansiaba verme tanto como yo a ella, quizá mañana la vería y le diría un pretexto, cualquiera era mejor que decirle lo que me sucedía, los medicamentos comenzaban a hacerme efecto, mis ojos se cerraban, escuché la voz de mi madre que dijo – Mátate- y por fin dormí.

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